lunes, 19 de noviembre de 2007

De modas

Seleccionar los peores interiores de Europa en 1974, pasados 33 años es evidentemente una coña.

Aunque a mí -que debo de tener un nefasto sentido del humor- no me hace gracia. Más bien al contrario, yo con estas muestras de la marcada estética del pasado me entusiasmo y me lleno de emoción.

Me evocan, como si se tratase de una película o un libro, un pasado que no viví y puedo imaginar a toda la gente que por entonces soñaba con tener casas semejantes.

Creo que estos interiores, cuya moda -como todas- se extinguió tan veloz, han adquirido lentamente, mediante el paso del tiempo, un intenso valor emocional.

Un concepto que seguramente Adolf Loos nunca llegó a comprender.


"Encuentro por la calle al famoso artista moderno del espacio X.
Buenos días, le digo, ayer ví una vivienda suya.
¿Ah, sí?-¿Cuál de ellas?
La del Dr. Y.
¡Cómo, la del Dr. Y! Por el amor de Dios, no mire esa porquería. La hice hace tres años.
¡Lo que usted no diga! Mire, querido colega, siempre he creído que entre nosotros hay una diferencia principal. Ahora veo que sólo se trata de una diferencia de tiempo. Una diferencia de tiempo que incluso puede expresarse en años. ¡Tres años! Yo ya dije entonces que eso es una porquería -y usted lo hace solamente hoy."

Adolf Loos, 1903

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